En la educación de adolescentes y jóvenes, fomentar el consenso a través de actividades cooperativas ofrece innumerables beneficios. Estas prácticas no solo promueven el trabajo en equipo, sino que también cultivan habilidades sociales y emocionales cruciales para la vida adulta. Al participar en actividades colaborativas, los jóvenes aprenden a comunicarse eficazmente, a escuchar y respetar diferentes perspectivas, fortaleciendo así su capacidad de llegar a acuerdos.

El consenso en la toma de decisiones no solo empodera a los estudiantes, sino que también les brinda la oportunidad de desarrollar habilidades de liderazgo y resolución de conflictos. Estas experiencias no solo son aplicables en el ámbito académico, sino que se traducen en la formación de ciudadanos comprometidos y responsables en la sociedad. Además, el enfoque en el consenso refuerza valores fundamentales como la empatía y la solidaridad, contribuyendo a la construcción de comunidades más cohesionadas y respetuosas.

La educación basada en el consenso no solo se trata de llegar a acuerdos, sino también de valorar la diversidad de ideas y perspectivas. Al cultivar un ambiente inclusivo, se fomenta un sentido de pertenencia y aceptación entre los estudiantes. En resumen, educar a través del consenso y la colaboración no solo enriquece la experiencia educativa, sino que moldea a los adolescentes y jóvenes en individuos más comprensivos, resilientes y preparados para enfrentar los desafíos del futuro.

Todo esto es lo que ha trabajado el alumnado de 3º de ESO de Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial con su participación en una actividad cooperativa donde la excusa ha sido la realización, como producto final, de tres vestidos.