La manera de entender la inteligencia ha ido cambiando durante los últimos tiempos. El enfoque psicométrico, más tradicional, se interesa en medir la inteligencia de las personas a través de la medida del cociente intelectual. A partir de los años ochenta aparecen nuevas maneras de entender la inteligencia. Concretamente, en 1983 Howard Gardner publica el libro titulado Estructura de la mente: la teoría de las inteligencias múltiples. En él, Gardner propone que la inteligencia no puede ser considerada como un grupo de diferentes capacidades específicas, sino como un conjunto de inteligencias, distintas entre sí, al mismo tiempo que están íntimamente relacionadas. Bajo este planteamiento, la inteligencia deja de ser algo inamovible, para pasar a convertirse en una capacidad que se puede desarrollar en las personas.

Howard Gardner define inteligencia como “la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que sean valiosos”. Al definir la inteligencia como una capacidad, Gardner la convierte en una destreza que se puede desarrollar, de aquí la importancia de la educación en los primeros años de vida. Si bien este desarrollo se ve influenciado por factores genéticos y ambientales, se debe tener en cuenta que en estas etapas las estructuras biológicas se encuentran en pleno proceso de maduración y por tanto, deben aprovecharse.

Son ocho las inteligencias que se proponen, por lo tanto serán ocho las formas como podemos enseñar a los niños una misma capacidad y potencializar en ellos habilidades que podrán usar en situaciones de la vida diaria, tanto dentro como fuera de la escuela:

  1. Lógico-matemática: capacidad de trabajar bien con los números y/o basarse en la lógica y el raciocinio, corresponde al hemisferio izquierdo. A través de esta inteligencia el niño aprende a contar, identificar números, relacionar el número con la cantidad, realizar relaciones, clasificaciones y seriaciones.
  2. Lingüístico-verbal: capacidad de procesar con rapidez mensajes lingüísticos, ordenar palabras y dar sentido coherente a los mensajes, utiliza ambos hemisferios del cerebro. A través de esta inteligencia el niño aprende a hablar, escuchar, leer y escribir.
  3. Corporal-kinestésica: capacidad de utilizar el propio cuerpo de manera diferenciada y hábil para realizar actividades o resolver problemas, se hace uso del hemisferio izquierdo. A través de esta inteligencia el niño logra cargar, jalar, patear, moverse, realizar deportes o trabajos manuales. Es por este motivo que se requiere del uso de la fuerza muscular
  4. Espacial: capacidad de percibir el mundo visual con precisión, imágenes mentalmente en tres dimensiones, hace uso del hemisferio derecho. A través de esta inteligencia el niño logra a realizar construcciones, aramar rompecabezas.
  5. Musical: capacidad de percibir e identificar los elementos y características del sonido, requiere el uso del hemisferio derecho. A través de esta inteligencia el niño aprende a cantar, reconocer sonidos, recordar melodías, tener buen sentido del ritmo o simplemente a disfrutar de la música.
  6. Pictórica: Capacidad de expresión mediante el trazo, utiliza el hemisferio derecho. A través de esta inteligencia el niño dibuja y pinta.
  7. Naturalista: capacidad de sentirse atraído con el mundo natural y sensibilizarse con el mismo, se hace uso del hemisferio derecho. A través de esta inteligencia el niño aprende a cuidar y respetar a los animales, las plantas y su medio ambiente.
  8. Personal o Emocional: capacidad de dirigir nuestra propia vida de manera satisfactoria, se activan el lóbulo frontal, consta de dos planos.
    • Interpersonal: capacidad de entender a los demás y de sentir empatía por otros. De gran importancia para el manejo de grupos y la socialización.
    • Intrapersonal: capacidad de comprendernos a nosotros mismos, de saber quiénes somos, nuestras fortalezas y debilidades. Esencial para trazarse metas, desarrollar la identidad e incrementar la autoestima.

Se debe tener presente que cada persona exhibe estas ocho inteligencias a su manera. Algunas personas se destacan en varias de ellas, otras tienen dificultades especiales en varias inteligencias, pero la mayoría de las personas están en el intermedio: tenemos una o más inteligencias que expresamos con facilidad, otras de nivel intermedio, y una o más que nos cuesta mucho trabajo utilizar.

Gardner enfatiza el hecho de que todas las inteligencias son igual de importantes y que todos estamos en la posibilidad de desarrollarlas aunque de un modo y a un nivel particular, es por este motivo que los programas educativos deben considerar la realización de actividades que estimulen  cada una de ellas, que permitan desarrollarlas a su máxima expresión a los niveles que puedan ser posibles de alcanzar en cada niño.

Para ello, el papel del docente resulta fundamental, teniendo en cuenta que este nuevo planteamiento implica un cambio en el papel del profesor en el aula, pasando de ser un transmisor de conocimientos a convertirse en un acompañante del estudiante en su proceso de aprendizaje. Además de cambiar el rol del docente, las Inteligencias Múltiples implican un cambio en el papel del estudiante; éste se convierte en protagonista de su propio aprendizaje.